Por: Jorge Armando Piedrahíta
No me vayan a salir ahora conque
lo de anoche en El Campín fue un 'partidazo'. Lo que hay que ver es que esa es
la calidad de nuestra liga colombiana y por eso ganó el club que pertenece a la
empresa patrocinadora: Atlético Nacional, de propiedad del señor Carlos Ardila
Lulle, dueño a su vez de la empresa Postobón.
Por su puesto, que no quiero
quitarle, ni mucho menos, mérito a los jugadores ni a lo hecho por ellos
durante la actual temporada; pero siempre es bueno dejar algunas cosas en
claro. Quizás el gran error pudo estar en algunas fallas arbitrales, de algunos
señores de negro, que sin nadie pedírselo, pudieron haber favorecido con sus decisiones
a algunos equipos, solamente por ser los clubes que son o lo que representan.
Por su parte, Santa Fe, quizás
como castigo por la vanidad y prepotencia de la mayoría de sus hinchas, que se
declararon campeones anticipados de la Copa Libertadores y del torneo rentado,
se quedaron 'sin el pan y sin el queso', como ya se los había anticipado.
Pero la verdadera lástima me da
es por Bogotá, pero no porque aquí no se haya quedado el título, no, sino por
la pérdida de identidad de buena parte de los hinchas de la capital del país,
que nacieron aquí, se criaron aquí, se benefician de lo que aquí mal que bien
se les da, pero se declaran hinchas furibundos de un equipo de otra tierra.
'Lástima por aquellos hinchas de
títulos', y que se hacen llamar disque 'bogotanos', aquellos que nacieron
durante los títulos del pasado de América y Nacional. Esos sí que me dan
lástima. Pero celebren si quieren, levanten sus banderas ajenas, saquen pecho, pero
deben saber que jamás les reconoceré ni autenticidad ni amor propio.
Heredaron la gloria de equipos
que no son de Bogotá y se hacen llamar bogotanos. Qué despropósito y qué
incoherencia. Y lo peor de todo es que llevan años así y no se quieren dar
cuenta de este enorme error histórico y geográfico. El desarraigo por su ciudad
se ve a todas luces, la pérdida de identidad, de sentido de pertenencia, y peor
aún, si estamos hablando de aquellos que realmente nacieron en la capital, al
igual que sus padres y abuelos, y a pesar de que tienen grandes raíces en
nuestra querida Bogotá, aun así, inclinaron sus preferencias hacia equipos de
otra tierra. Esos son los peores.
Pero hay otra clase de hinchas,
aquellos que también se hacen llamar bogotanos, y que incluso, hasta cantan el
himno del Distrito Capital: "Entonemos un himno a tu cielo, a tu tierra y
tu puro vivir, blanca estrella que alumbra en los Andes, ancha senda que va al
porvenir...". Esos son hijos de colombianos procedentes de otras regiones,
que vinieron a rebuscarse la vida en la capital y se quedaron, con todo y sus
costumbres foráneas, y heredaron el amor de sus padres por los equipos de su
provincia. a esa clase de hinchas yo les pregunto: ¿por qué no se van?, como
dice la canción de Los Prisioneros. Hay un dicho muy antiguo que dice: "A
donde fueres, haz lo que vieres".
Por esa razón, es que públicamente
manifiesto mi respeto por la hinchada de Santa Fe, los que están con el equipo
de sus amores en las buenas y en las malas, los que pasaron saliva durante 36
años y un poquito más, para poder volver a celebrar un título, y que al igual
que nosotros, la afición de Millonarios, la más grande del país tuvimos que
aguardar cerca de 24 años para obtener la anhelada estrella No. 14, que vuelvo
y repito, lastimosamente no pude celebrar a rabiar, y quienes me conocen lo
saben, porque la felicidad por ese título no fue completa; en realidad fue tan
agridulce para mí, por la calidad del fútbol mostrado, por los directivos que
lo integran y por aquellos jugadores que acostumbran ganársela suave, sin el
menor esfuerzo, y sobre todo, sin sudar la camiseta, porque lo único que les
interesa es el maldito dinero, que aunque importante, no lo es todo en la vida.
Felicitaciones, eso sí, a los
hinchas paisas del Nacional, porque ellos sí saben lo que es querer la tierra
donde nacieron. Pero recuerden que una amplia estela de duda queda en el
horizonte, porque no es lo mismo ser un equipo autónomo e independiente, a ser
el club de propiedad del patrocinador de la liga profesional del fútbol
colombiano.